Ante todo es necesario, aclarar en qué consiste el proceso psicoterapéutico de "catarsis".
La energía nerviosa (energía vital), se "moviliza" desde la captación sensorial (organos sensoriales, vista, oído, gusto, tacto y olfato), hasta su expresión social como comportamiento.
La capacidad encargada de "regular" este "movimiento", fundamentalmente es la emocional, mediante funciones físico-químicas, a través de neurotransmisores y neuromoduladores, en los contactos interneuronales (sinapsis).
Cuando algún estímulo percibido, provoca una reacción defensiva del instinto de conservación, se genera una "represión" de esa energía. Este "movimiento" de energías nerviosas, generalmente es desconocido (inconsciente), pero se va "acumulando". Cuando este "acúmulo" excede los límites de tolerancia instintiva, pueden dar originar "crisis"(aviso de peligro si se continua en esa dirección). Estas "crisis", o bien originan mentalmente incertidumbres, dudas, conflictos, que "inhiben" la participación positiva en el medio, mediante la comunicación y la relación con los demás, o bien se "traduce" en transtornos psicosomáticos que alteran la salud psíquica o la física.
Para "reducir" el riesgo de esas alteraciones, se producen "descargas" de estas energías "acumuladas". Esa "descarga" puede ser "espontánea"(nunca casual), o mediante tratamientos psicoterapéuticos. Ello origina la "catarsis".
Pero hay que tener en cuenta, que estas alteraciones "reprimidas" de las energías nerviosas, que "explotan" empleando las "catarsis", se originan por desconocer como aprender a "encauzar" estas energías de manera consciente, creativa, constructiva y responsablemente respetuosas de las consecuencias que se provocan.
Este desconocimiento, y como consecuencia, la "represión" de energías originadas por las "catarsis"(que si bién "reducen" las "descargas" pero no dejan de ser destructivas), se originan por un insuficiente conocimiento de lo que sucede con el empleo de las capacidades sensoriales, intelectuales, emocionales, instintivas y afectivas, desde que "ingresan" estímulos, hasta su "expresión social".
A este desconocimiento, se agrega el aprender a "regular" las consecuencias de las alteraciones emocionales, que es uno de los componentes de las capacidades sensibles.
En caso de desconocer estos procesos, el individuo humano, lo mismo lo emplea, pero en esa situación, las energías nerviosas, son "impulsadas" por experiencias "informativas" de "cargas genéticas" heredadas (ADN), y "reforzadas" por culturas adquiridas (costumbres, tradiciones, creencias y prejuicios sociales).
Ello, inevitablemente, le "obliga" a competir para sobrevivir, a compararse más que a valorar sus posibilidades creativas, y a "consumir" (sinónimo de "adueñarse" de todo lo externo) tanto seres como objetos, en vez de desarrollar su potencial, e intercambiarlo mediante sus comunicaciones y sus relaciones con todo lo existente.
Al conocimiento de todos estos procesos psíquicos, la Humanología, denomina capacidad Adulta, y a la posibilidad de aprender a "regular" las alteraciones emocionales, la denomina capacidad de Autonómia (emocional), por el papel importante que juega el sistema nervioso autónomo en la capacidad sensible (influencia en la irrigación sanguínea, en el funcionamiento hormonal y en el del sistema inmunológico).
A la suma del conocimiento, desarrollo y empleo de estos procesos psíquicos, se denomina capacitación del ser humano para aprender a vivir y a convivir (con todo lo demás existente con él, seres y objetos).