La Humanologia como procedimiento científico y la capacitación como elemento técnico para verdaderamente "humanizar" a las personas (profundizar en el sentimiento humano, desde la "apariencia" social de "persona"), tiene necesidad de proponer un método, que fundamentalmente debe ser conocido, desarrollado y empleado por el profesional que se responsabilice de su aplicación. Incluso, que primero lo lleve a cabo consigo mismo, y luego y al mismo tiempo, lo proponga a quién o a quienes concurran a su consulta, como un medio y un objetivo, que permita mejorar evolutivamente la comunicación y la relación con los demás, a pesar de todos los inconvenientes que existan, pero tomando como referencia las experiencias que hasta ese momento empleaba para hacerlo.
Aunque debe tenerse en cuenta, que luego de "sentir" (sensibilidad) y "escuchar" (memoria intelectual) esta propuesta, en diferentes medidas, se generará un "rechazo". "Rechazo" creado por todo proceso, que al ser desconocido por el individuo humano, genera inseguridad, temores y estados de angustia, porque alteran la "aparente seguridad" que le producían las experiencias que empleaba hasta ese momento (algunas heredadas genéticamente, y otras adquiridas culturalmente), y se transforman en dudas e incertidumbre.
En esta disciplina, el proceso de capacitación, es recíproco en cuanto a evolución, tanto de parte de quién la propone, como para aquel que viene en su búsqueda (conciente o inconscientemente). Considera, que ambos tienen como origen común el ser creados, pero también, una diferencia heredada (química e información del ADN) y cultural adquirida. De esto surge la necesidad de un empleo de nuevos conocimientos para desarrollar la memoria creativa (mediante la química y las informaciones que aporta el ARN), potencialmente infinita, por estar empleando hasta ese preciso instante, memorias rituales que "condicionaban" y "limitaban" su manera de vivir.
En ese sentido, la "apariencia" de la díada profesional - paciente, como proceso generador de interdependencia en toda psicoterapia, al "ampliarse" con esta capacitación, va dando origen a un desarrollo individual e independiente, pero esenciamente humano, mediante la ampliación y empleo de la capacidad sensible (autonomía emocional del individuo humano), como también a un desarrollo, ampliación y empleo de la capacidad intelectual (estado adulto de la personalidad), en cada encuentro que se lleva a cabo.
Esto hace posible a las personas concurrentes, de ahí en adelante, que puedan emplear estas experiencias dinámicas y evolutivas en su comportamiento en el medio social en el que hasta ese momento participaban, con comunicaciones y manera de relacionarse más eficientes, eficaces, respetuosas y responsables.
Con ello, dependerán cada vez más del empleo de su potencial creativo (autonomía), y cada vez menos de experiencias heredadas (genes) y aquiridas (culturas). Esto posibilita la "agilización" en el desarrollo y empleo del comportamiento, que se irá "adecuando" a cada instante de la evolución con todo lo existente, de manera continua y dinámica.
A partir de esta capacitación, el ayer se emplea, pero no algo que "fue", si no como referencia de experiencias, algunas heredadas, otras adquiridas por cultura y otras creadas (aunque sin consciencia de su valor), el hoy se emplea para un desarrollo autónomo y adulto que esta "siendo", y el mañana, como una posibilidad que comienza en cada instante y que continua "siendo" con quienes nos sucederán en el infinito del futuro.
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